lunes, 19 de noviembre de 2012

"Amigos por el viento"

Hola a todas.
Me costo bastante escoger que subir, ya que tenia varias cosas que me interesaban compartir con ustedes.
Después de pensarlo y ver, elegí compartir un cuento de Liliana Bodoc que se titula Amigos por el viento.
Espero que les guste!!!

"Amigos por el viento"

A veces, la vida se comporta como un viento: desordena y arrasa. Algo susurra pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta lo que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas.
Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian los ojo con los que vemos. Es decir, los verdaderos ojos. A nuestro lado, pasan papeles escritos con una  que creemos reconocer. El  se mueve mas rápido que las horas. Y lo peor es que nadie sabe si, alguna vez, regresara la calma.

Así ocurrió el día que se papá se fue de . La vida se nos transformó en viento casi sin dar aviso. Yo recuerdo la puerta que se cerró detras de su sombra y sus valijas. También puedo recordar la ropa reseca sacudiéndose al sol mientras mamá cerraba las ventanas para que, adentro y adentro, algo quedara en su sitio.
- Le dije a Ricardo que viniera con su hijo. ¿Qué te parece?
- Me parece bien – mentí.
Mamá dejó de pulir la bandeja, y me miró:
- No me lo estás diciendo muy convencida…
- Yo no tengo que estar convencida.
- ¿Y eso que significa? – preguntó la mujer que más preguntas me hizo en mi vida.
Me vi obligada a levantar los ojos del libro:
- Significa que es tu cumpleaños, y no el míó – respondí.
La gata salió de su canasto, y fue a enredarse entre las piernas de mamá.
Que mamá tuviera novio era casi insoportable. Pero que ese novio tuviera un hijo era una verdadera amenaza. Otra vez, un peligro rondaba mi vida. Otra vez había viento en el horizonte.
- Se van a entender bien – dijo mamá -. Juanjo tiene tu edad.
La gata, único ser que entendía mi desolación, salto sobre mis rodillas. Gracias, gatita buena.
Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó a papá. En casa ya estaban reparados los daños. Los huecos de la biblioteca fueron ocupados con nuevos libros. Y hacía mucho que yo no encontraba gotas de llanto escondidas en los jarrones, disimuladas como estalactitas en el congelador, disfrazadas de pedacitos de cristal. “Se me acaba de romper una copa”, inventaba mamá, que, contal de ocultarme su tristeza, era capaz de esas y otras asombrozas hechicerías.
Ya no había huellas de viento ni de llantos. Y justo cuando empezábamos a reírnos con ganas y a pasear juntas en bicicleta, apareciá un tal Ricardo y todo volvía a peligrar.
Mamá sacó las cocadas del horno. Antes del viento, ella las hacía cada domingo. Despues pareció tomarle rencor a la receta, porque se molestaba con la sola mención del asunto. Ahora, el tal Ricardo y su Juanjo habían conseguido que volviera a hacerlas. Algo que yo no pude conseguir.
- Me voy a arreglar un poco – dijo mamá mirándose las manos. – Lo u´nico que falta es que lleguen y me encuentren hecha un desastre.
- ¿Qué te vas a poner? – le pregunté en un supremo esfuerzo de amor.
- El vestido azul.
Mamá salió de la cocina, la gata regresó a su canasto. Y yo me quedé sola para imaginar lo que me esperaba.
Seguramente, ese horrible Juanjo iba a devorar las cocadas. Y los pedacitos de merengue quedarián pegados en los costados de su boca. También era seguro que iba a dejar sucio el jabón cuando se lavara las manos. Iba a hablar de su perro con tal de desmerecer a mi gata.
Pude verlo por mi casa transitando con los cordones de las zapatillas desatados, tratando de anticipar la manera de quedarse con mi dormitorio. Pero, aún más que ninguna otra cosa, me aterró la certeza de que sería uno de esos chicos que en vez de hablar, hacen ruidos: frenadas de autos, golpes en el estómago, sirenas de bomberos, ametralladoras y explosiones.
- ¡Mamá! – grité pegada a la puerta del baño.
- ¿Que pasa? – me respondió desde la ducha.
- ¿Cómo se llaman esas palabras que parecen ruidos?
El agua caía apenas tibia, mamá intentaba comprender mi pregunta, la gata dormía y yo esperaba.
- ¿Palabras que parecen ruidos? – repitió.
- Sí. – Y aclaré -: Plum, Plaf, Ugg…
¡Ring!
- Por favor – dijo mamá -, estan llamando.
No tuve más remedio que abrir la puerta.
- ¡Hola! – dijeron las rosas que traía Ricardo.
- ¡Hola! – dijo Ricardo asomado detrás de las rosas.
Yo mire a su hijo sin piedad. Como lo había imaginado, traía puesta una remera ridícula y un pantalón que le quedaba corto.
Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si no se hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el azul les quedaba muy bien a sus cejas espesas.
- Podrían ir a escuchar música a tu habitación – sugirió la mujer que cumplía años, deseperada por la falta de aire. Y es que yo me lo había tragado todo para matar por afixia a los invitados.
Cumplí sin quejarme. El horrible chico me siguió en silencio. Me senté en una cama. Él se sentó en la otra. Sin dudas, ya estaría decidiendo que el dormitorio pronto sería de su propiedad. Y yo dormiría en el canasto, junto a la gata.
No puse música porque no tenía nada que festejar. Aquel era un día triste para mí. No me pareció justo, y decidí que también él debía sufrir. Entonces, busqué una espina y la puse entre signos de preguntas:
- ¿Cuánto hace que se murió tu mamá?
Juanjo abrió grandes los ojos para disimular algo.
- Cuatro años – contestó.
Pero mi rabia no se conformó con eso:
- ¿Y cómo fue? – volví a preguntar.
Esta vez, entrecerró los ojos.
Yo esperaba oír cualquier respuesta, menos la que llegó desde su voz cortada.
- Fue… fue como un viento – dijo.
Agaché la cabeza, y dejé salir el aire que tenía guardado. Juanjo estaba hablando del viento, ¿sería el mismo que pasó por mi vida?
- ¿Es un viento que llega de repente y se mete en todos lados? – pregunté.
- Sí, es ese.
- ¿Y también susurra…?
- Mi viento susurraba – dijo Juanjo -. Pero no entendí lo que decía.
- Yo tampoco entendí. – Los dos vientos se mezclaron en mi cabeza.
Pasó un silencio.
- Un viento tan fuerte que movió los edificios – dijo él -. Y éso que los edificios tienen raíces…
Pasó una respiración.
- A mí se me ensuciaron los ojos – dije.
Pasaron dos.
- A mí también.
- ¿Tu papá cerró las ventanas? – pregunté.
- Sí.
- Mi mamá también.
- ¿ Por qué lo habrán echo? – Juanjo parecía asustado.
- Debe de haber sido para que algo quedara en su sitio.
A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas.
- Si queréis vamos a comer cocadas – le dije.
Porque Juanjo y yo teníamos un viento en común. Y quizás ya era tiempo de abrir las ventanas.


6 comentarios:

  1. NOELIA SCIANGULA:

    Victor que hermoso cuento ya me habías contado apenas lo leíste de que trataba.
    estuve buscando biografía de la autora Liliana Bodoc, acá se las dejo,
    Liliana(1958 - ), es una escritora argentina nacida en la ciudad de Santa Fe pero que desde los cinco años vive en Mendoza. Actualmente vive en El Trapiche, pequeña localidad serrana a 40 km de la Ciudad de San Luis. Estudió Licenciatura en Letras en la Universidad de Cuyo y ejerció la docencia en colegios de la misma universidad. Actualmente dejó la docencia y se dedica a escribir novelas.
    Publicó su primera novela, Los días del Venado en el año 2000 bajo la editorial Norma. La novela fue premiada por la feria del libro de Buenos Aires y obtuvo la mención especial de The White Ravens en el año 2002. Sorprendió a la crítica en general por haber creado una novela interesante y atrapante, cuando había pocos antecedentes en el género épico en Argentina. En el año 2002 publicó la secuela de Los días del Venado con el título de Los días de la Sombra que también gozó de buenas críticas. En el año 2004 publicó el tercer y último libro de la Saga de los Confines (denominación al conjunto de los tres títulos) con el nombre de Los días del Fuego. También en ese mismo año publicó el libro de cuentos infantiles Sucedió en colores. En el año 2007 publicó la novela Memorias Impuras, en el 2008 publicó El espejo africano, y en 2009 su obra "Presagio de Carnaval".

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  2. Hola Víctor, me encantó el cuento que elegiste, ya que es un tema cotidiano y difícil de afrontar. Cuando perdemos a un ser querido, en este caso a papá o mamá, queda un hueco muy profundo en nuestros corazones y es complicado aceptar que uno ellos forme una nueva pareja. Pero también deberíamos ponernos en lugar su lugar, ya que necesitan seguir con sus vidas y la búsqueda de su felicidad.
    Al respecto, comparto un video de Paulina Rubio titulado “Que estuvieras aquí”.
    http://www.youtube.com/watch?v=x-91TABq9aM&feature=related

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  3. Victor, realmente me encantó el tema que elegiste. Es muy triste.
    Lamentablemente la vida no es de color rosa, sino todo sería muy simple y no nacimos para tener todo resuelto, hay que luchar por lo que queremos. Nos tocan momentos de felicidad y también de tristeza.
    En la actualidad es común ver que después de estas situaciones, una mamá o un papá busca nueva pareja sin pensar que en la mayoría de los casos sus hijos no están de acuerdo. Los niños, sufren porque suponen que va a ocupar el lugar que a los hijos les corresponde.
    No es fácil afrontarlo pero como dijo Angi tienen que seguir con sus vidas y tienen derecho a ser felices nuevamente.
    Me pareció interesante aportar unos consejos para tener en cuenta en estos momentos de duelo:

    Tómate el tiempo. Necesitas el tiempo y el espacio para expresar y vivenciar la tristeza que sientes. Esto te ayuda a procesar la pérdida, a hacerte la idea de que ya no tienes a esa persona y a comenzar a imaginarte tu vida o una etapa de ella sin este ser querido. No escapes de ese dolor, mientras antes lo enfrentes y los vivas, antes se irá.

    Piensa en lo que tienes. Casi siempre no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero el perder algo también puede ayudarnos a darnos cuenta de lo que poseemos y de lo que nos queda. Valora tu vida y lo que tienes alrededor de ella.

    Apóyate en los demás. Nadie necesita vivir un duelo o una separación solo. Naturalmente que es necesario tener espacios de intimidad y con uno mismo, pero la mejor forma de salir de situaciones difíciles es contando con el apoyo de los que quieres. Busca personas que tú sabes que te escucharán y que te apoyarán y acompañarán en el proceso.

    Has algo nuevo. No se trata de reemplazar una ausencia con una nueva actividad, esto no es posible, pero sí ayuda mucho el tener una nueva motivación y preocupación por algo. Ayuda a que uno mismo se ponga metas y vaya superando el espacio que queda vacío. Aprovecha de comenzar a hacer algo productivo y bueno para ti y tu cuerpo, por ejemplo comenzar a practicar un deporte, comenzar una dieta, inscribirte en un curso o taller de tu interés, aprender un idioma, etc.

    Fuente:http://www.pretenciosas.com/psicologia/como-superar-la-ausencia-de-alguien.htm

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  4. Hola.
    Víctor no pude evitar el derrumbe.
    Regresaron a mí muchos recuerdos tristes porque en mi vida pasaron tornados, más que vientos.
    Mis padres están separados hace 10 años, pero las situaciones que se vivieron en esos tiempos acudieron intactas a mi memoria.
    No quiero dar muchos detalles porque es un tema que me entristece mucho y que marcó un antes y un después en mi vida.
    Así mismo, siempre sostuve que todo pasa por algo y que todo eso por lo que me tocó transitar me hace ser como soy hoy: una mujer llena de fuerza, llena de vida y con mucho amor para dar.


    Factores de riesgo para los hijos en el divorcio

    A la hora de estudiar los efectos del divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio lo que les afecta o una serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la separación de las parejas. Entre los factores sociales destacan:
    • Pérdida de poder adquisitivo. La convivencia en común supone el ahorro de una serie de gastos que se comparten. La separación conlleva una pérdida de poder adquisitivo importante.
    • Cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo. Puede tener que cambiar de colegio, o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.
    • Convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos. No siempre la elección del padre con el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.
    • Disminución de la acción del padre con el que no conviven. El padre que no está permanentemente con su hijo deja de ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana que le toca visita. Por otro lado, el niño pierde el acceso a las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente disminución de sus posibilidades de formación.
    • Introducción de parejas nuevas de los padres. Es un factor con una tremenda importancia en la adaptación de los hijos y tiene un efecto importantísimo en la relación padre/hijo.

    Si se dan, además factores emocionales en los padres los efectos negativos en los hijos pueden multiplicarse. Por ejemplo:
    • Una mala aceptación del divorcio por uno de los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil.
    • Un divorcio conlleva de forma por su propia esencia una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será su padre. Si la hostilidad entre ellos persiste después del divorcio, es difícil que no afecte la convivencia con el niño.



    García Higuera, José Antonio. "EFECTO DEL DIVORCIO EN LOS HIJOS". Consultado el día 26 de noviembre de 2012 de http://www.psicoterapeutas.com/terapia_de_pareja/divorcio_hijos.html

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  5. ¡Hola Víctor!
    Primero quiero disculparme por tardar en hacer mi comentario.
    Ahora sí, ¡Qué hermoso cuento! Muchas gracias por compartirlo. Te confieso que no paré de llorar mientras lo leía. También quiero contarte que no conocía a la autora, lo cual me llevó a investigar sobre ella y sus obras. Dentro de ellas encontré otro cuento muy lindo, que se titula “La mejor luna” y aquí se los dejo:

    La mejor luna

    Pedro es amigo de Juan. Juan es amigo de Melina. Melina es
    amiga de la luna.
    Por eso, cuando la luna empieza a perder su redondez, los ojos
    alargados de Melina hierven de lágrimas, su tazón de leche se
    pone viejo en un rincón, y no hay caricias que la alegren.
    Días después, cuando la luna desaparece por completo,
    Melina sube a los techos y allí se queda, esperando que la luna
    regrese al cielo como aparecen los barcos en el horizonte.
    Melina es la gata de Juan. Juan es amigo de Pedro. Pedro es el
    dueño de la luna.
    La luna de Pedro no es tan grande ni tan redonda, tiene color
    de agua con azúcar y sonríe sin boca. Y es así porque Pedro la
    pintó a su gusto en un enorme cuadro nocturno, mitad mar,
    mitad cielo.
    Pedro, el pintor de cuadros, pasa noches enteras en su balcón.
    Y desde allí puede ver la tristeza de Melina cuando no hay luna.
    Gata manchada de negro que anda sola por los techos.
    ¿Les dije que Melina es la gata de Juan? ¿Les dije que Juan se
    pone triste con la tristeza de Melina?
    Juan se pone muy triste cuando Melina se pierde en el extraño
    mundo de los techos, esperando el regreso de la luna. Y siempre
    está buscando la manera de ayudar a su amiga. Por eso, apenas
    vio el nuevo cuadro que Pedro había pintado, Juan tuvo una idea.
    Y aunque se trataba de una luna ni tan grande ni tan redonda,
    color de agua con azúcar, podía alcanzar para convencer a Melina
    de que un pedacito de mar y una luna quieta se habían mudado
    al departamento de enfrente.
    Juan cruzó la calle, subió siete pisos en ascensor y llamó a la
    puerta de su amigo. Pedro salió a recibirlo con una mano verde y
    otra amarilla. Juan y Pedro hablaron durante largo rato y, al fin, se pusieron de acuerdo. Iban a colgar el enorme cuadro en el balcón
    del séptimo piso para que, desde los techos de enfrente, Melina
    creyera que la luna estaba siempre en el cielo. Eso sí, tendrían que
    colgarlo al inicio de la noche y descolgarlo al amanecer.
    Pedro es un pintor muy viejo. Juan es un niño muy niño. La
    luna del cuadro no es tan redonda ni tan grande. Y Melina, la gata,
    no es tan sonsa como para creer que una luna pintada es la luna
    verdadera.
    Apenas vio el cuadro colgado en el balcón de enfrente, Melina
    supo que esa no era la verdadera luna del verdadero cielo.
    También supo que ese mar, aunque era muy lindo, no tenía peces.
    Entonces, la gata inclinó la cabeza para pensar qué debía hacer.
    ¿Qué debo hacer?, pensó Melina para un lado.
    ¿Qué debo hacer?, pensó Melina para el otro.
    "La luna está lejos y Juan está cerca. Juan es capaz de reconocerme
    entre mil gatas manchadas de negro. Para la luna, en cambio,
    yo debo ser una gata parecida a todas en un techo parecido a
    todos. Y aunque la luna del pintor Pedro no es tan grande ni tan
    redonda es la luna que me dio el amor"
    Melina es amiga del Juan. Juan es amigo de Pedro. Pedro es
    amigo de los colores.
    Juan creyó que un cuadro podía reemplazar al verdadero cielo.
    Porque para eso están los niños, para soñar sin miedo.
    Melina dejó de andar triste en las noches sin luna, porque para
    eso tenía la luna del amor.
    Y Pedro sigue pintando cielos muy grandes, porque para eso
    están los colores: para acercar lo que está lejos.

    ¡Saludos a todos!

    PD: ¡Víctor acordate que prometiste prestarme el libro de Liliana Bodoc!

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  6. ¡Victor! Que profundo y bello cuento que escogiste. Te cuento que tuve que respirar profundo al leerlo ya que me conmovió mucho.
    Respecto al cuento, muchas veces, vienen vientos fuertes que llegan con la intención de desacomodar y entorpecer las cosas. También para ponernos a prueba, sobre si somos capaces de salir adelante frente a las dificultades que se presentan. Pero lo que está claro es que el viento se anuncia, pero no somos capaces de captarlo, teniendo que afrontar todo como dicen… de golpe y porrazo.

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